Daniela M. Oropeza Feo
“El rol de la empresa va más allá de crear trabajos, pagar impuestos y desarrollar tecnología. También se trata de determinar la naturaleza y propósito del negocio en un mundo donde el crecimiento económico ha creado bienestar y desigualdad, así como prosperidad junto a daño ambiental y cambio climático” Instituto de Derechos Humanos y Negocios.
Ante una sociedad global cada vez más interconectada, la responsabilidad compartida resulta fundamental para lograr un sistema económico, social y cultural, que considere las bases del desarrollo sostenible como medio para alcanzar una sociedad más inclusiva, con mejores niveles de desarrollo y con una economía que tenga un crecimiento sostenido, sin menoscabar los recursos naturales existentes y sin comprometer el futuro de las próximas generaciones.
Y en medio de esta responsabilidad compartida, el rol estratégico del sector privado es innegable, su capacidad como generador de empleo, así como de bienes y servicios, resulta vital para el progreso de la sociedad.
Sin embargo, la empresa privada no solo tiene el poder de intervenir y crear procesos dentro de la economía, además posee una capacidad de influencia más allá del consumidor, de sus bienes y servicios, en cuanto que sus acciones, mensajes y manejo de sus procesos impactan directamente al ecosistema en el que se desenvuelve.
Mediante su marca, productos, servicios y manejo de sus procesos internos, la empresa interactúa de manera directa con diversos actores, más allá de su cadena de valor. Además, gracias a su ámbito, resulta un generador de nuevas ideas y paradigmas que pueden cambiar completamente el ámbito en el que se desenvuelve.
Comprendiendo esto, la empresa privada ha adquirido entonces un rol más participativo en la sociedad y las necesidades que esta plantea, pero, ante la magnitud de los retos planteados en la actualidad, ¿cómo puede una empresa convertirse en un agente de cambio? La respuesta pareciese estar en la Agenda 2030.
Los ODS como brújula
En 2015, la Organización de Naciones Unidas (ONU) dio a conocer la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, una continuidad de los Objetivos del Milenio y que, mediante sus 17 objetivos y 169 metas, profundiza en gran variedad de temas donde la sostenibilidad funciona como eje transversal. Además de ambiciosa y compleja, la Agenda 2030 goza de un elemento distintivo en relación a sus antecesores: la universalidad.
El principio de universalidad implica que los objetivos han sido desarrollados de manera tal que puedan aplicarse a cualquier sociedad, sin distinción de desarrollo económico o social que esta posea. Adicionalmente, implica que ese ámbito de aplicación ya no solo se refiere a los Estados como únicos actores responsables en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), sino que incluye a la sociedad en general, desde el ciudadano común hasta las organizaciones no gubernamentales y el sector privado.
Así, el compromiso por lograr la sostenibilidad global se convierte en una labor colectiva, donde, de acuerdo a las características de cada actor, dependerá su ámbito de acción en cada uno de los 17 objetivos planteados.
Dichos objetivos no solamente se concentran en la erradicación de la pobreza, salud y bienestar; establecimiento de la paz y la justicia; respeto y consideración al medio ambiente, sino que además, de manera específica, se refieren a la promoción de trabajo decente y crecimiento económico, pasando por la industria, innovación e infraestructura, así como producción y consumo responsable, reconociendo entonces el rol fundamental que tiene el sector privado en el cumplimiento de los ODS y colocándolo con un protagonismo nunca antes visto en los objetivos de la ONU.
Responsabilidad, pero también oportunidad
Siendo los ODS diseñados bajo la óptica del desarrollo sostenible, resultan perfectamente compatibles con el desarrollo del sector privado.
De acuerdo al Business & Sustainable Development Commission, de llevarse a cabo de manera exitosa los Objetivos de la Agenda 2030, las oportunidades de mercado que se crearán pudiesen ser de, al menos, US$12 trillones. Por lo que más allá de establecerse en metas que mejoran las condiciones de vida del colectivo, los ODS representan una gran oportunidad de crecimiento para la empresa privada, que, mediante el uso de la tecnología y la creatividad, no solo aportan al desarrollo sostenible, sino que además se reinventan y encuentran nuevas oportunidades de negocios, así como nuevos nichos de mercado.
Solo por mencionar algunas, empresas como UNILEVER, 3M, Natura Cosméticos, ADIDAS y P&G, han contemplado dentro de sus planes de negocios la visión de desarrollo sostenible a través de los ODS.
Además de identificar nuevas oportunidades de negocio, la consecución de los objetivos de la Agenda 2030 procura la estabilización de los mercados mediante el establecimiento de sistemas financieros e instituciones transparentes, así como refuerza los incentivos económicos para que los recursos disponibles se usen de manera más eficiente. Por ejemplo, en el caso de 3M, de acuerdo al profesor Martin Charter, la aplicación de objetivos sostenibles significó el ahorro de US$750 millones durante la primera etapa de aplicación de sus metas.
También, las empresas que contemplan los ODS dentro de sus estrategias de negocios logran un fortalecimiento de sus valores empresariales que impacta directamente en la productividad y compromiso por parte de sus empleados.
Lo mismo ocurre con el consumidor, que cada vez más dirige su atención y preferencia hacia marcas socialmente responsables y respetuosas con el medio ambiente. Tal es el caso de General Electric, que, tras incluir algunos ODS en su estrategia de negocios, notó que sus productos ecoeficientes se venden 4 veces más rápido que sus productos regulares.
Manos a la obra
Para comenzar a desarrollar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en primera instancia hay que tener claro que la diversidad es bandera en el sector privado, por lo que no todas las empresas son iguales, no todas operan de la misma forma, y no todas se desarrollan en el mismo sector, por lo que los 17 ODS no se aplicarán ni en la misma forma, ni en la misma medida.
Las Naciones Unidas, mediante el SDG Compass (o Brújula de los ODS), establece una guía con una serie de herramientas para incluir los objetivos dentro de la estrategia de negocios, donde además de entender a profundidad qué son los ODS, establece que el primer paso es comprender, de manera completa, qué hace la empresa y cuáles son los procesos que esta lleva a cabo junto con su vinculación e impacto en el entorno de la organización. Esto hace que se prioricen las áreas en las que la empresa debe trabajar, estableciendo metas y objetivos medibles a corto y mediano plazo en los que se trabajará.
Adicionalmente, la ONU ha desarrollado lo que se conoce como el Pacto Global, donde se muestra una aproximación detallada a cada uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible desde la perspectiva empresarial, presentando en qué forma pueden contribuir las empresas y cuáles indicadores pudiese utilizar la organización para medir su impacto en relación a las metas planteadas.
No obstante, el SDG Compass y el Pacto Global son solo algunas de las múltiples herramientas existentes para apoyar al sector privado en la adopción de los ODS. Existen otras como el Atlas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que ofrece una visión global sobre los desafíos existentes por zona geográfica. Mientras que la librería del Consejo Empresarial Mundial para el Desarrollo Sostenible, dispone de una amplia gama de documentos donde se da una guía a las empresas de acuerdo a su sector y ámbito para poder aplicar los ODS.
Estas herramientas permiten que la empresa privada pueda, no solo cumplir con los ODS, sino que además, mediante innovación, tecnología y creatividad, pueda desarrollar su potencial transformador e impactar positivamente a su entorno, así como mejorar las condiciones de su negocio y llevarlo un paso más allá. De igual forma, los ODS sirven de marco referencial para modificar las estrategias de negocios, e incluso plantearse metas a largo plazo sobre el rumbo que debe tomar la organización.
Sin la empresa privada, el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible no es posible, la participación activa del sector privado resulta indispensable para hacerle frente a los mayores retos que enfrenta la humanidad a nivel global. El compromiso de las organizaciones en pro de impactar positivamente a la sociedad es fundamental para lograr mayor igualdad y oportunidades para todos los involucrados en la economía global, por lo que definitivamente, los ODS son un asunto de negocios.