Alberto Herrera B.
Desde la llegada de las redes sociales RRSS el mundo cambió en la obtención de información de primera mano y en tiempo real, atrás quedó la espera de confirmación de algún hecho o alguna entrevista a un personaje importante o relevante y que luego lo pasaran horas después, la inmediatez y que el propio usuario pueda conversar directamente con miles de seguidores hizo un cambio sustancial en todos los sentidos.
Sin embargo no todos los cambio son 100% positivo (casi nunca lo son), y es ahí cuando se mezcla o se debe colocar en una balanza el hecho, las causas y consecuencias de estas nuevas herramientas, esto no es nuevo y así ha ocurrido a lo largo de la historia, sino regresemos en el tiempo y veamos como influyó la radio y la televisión en la humanidad, con sus pro y sus contra el hecho de este cambio favoreció muchísimo a incrementar la calidad de vida de los ciudadanos, desde puesto de trabajos, hasta método de entretenimiento que cada día evoluciona más y más.
Pero como todo cambia, también lo hacen dichas herramientas, y el manejo inadecuado y consensuado de un grupo de seguidores hacia algunas tendencias que van en contra de actividades o personas, hacen que surjan dudas o límites de hasta dónde pueden llegar sin producir un efecto negativo en otros usuarios sobre comentarios o hechos a los diferentes puntos de vista que puedan existir sobre alguien o algo en particular. Al parecer, lo que vivimos en las redes sociales actualmente es blanco y negro, y no en la variedad de la escala de colores que es la vida misma.
Una de esas tendencias es la llamada Cultura de la Cancelación (en inglés «cancel culture»), en donde un grupo de personas, seguidores, fanáticos o simples usuarios se ponen de acuerdo sobre un hecho específico realizado por una institución, empresa, grupo, fracción política, religiosa o algún personaje famoso (deportivo, actor, político, etc.) y tratan de socavar su reputación, o retirando su apoyo de las redes y hasta en el campo personal, laboral etc; por un hecho en el cual no están de acuerdo o consideran que es ofensivo, desagradable, vulgar o que simplemente no van alineados a sus creencias, cultura o lo que consideran “bien” o “normal”.KMIM
Parte de este movimiento, lleva implícito muchas acciones dirigidas a “cancelar” o “eliminar” cualquier otra actividad o comentario que pueda realizar la persona o institución señalada, sólo por colocar un ejemplo hasta dónde puede llegar este tipo de movimientos es la publicación de un artículo de la BBC News de Brasil cuyo título es: «Perdí el mejor empleo de mi vida por una foto en redes sociales»: los peligros de la «cultura de la cancelación» (y dónde está el límite) de fecha 23 de julio de 2020 escrito por Mariana Sanches – @mariana_sanches; https://www.bbc.com/mundo/noticias- 53510015; en ello se expone cómo ante una señal o gesto de una persona cualquiera en un momento determinado, puede lograr con esta tendencia, que sea no sólo despedida, sino afectar de manera importante su moral e inclusive su desenvolvimiento de vida normal y cotidiano que tenía, que a efectos del artículo, era lo más preciado para la persona en cuestión señala.
Con este llamado de atención que sigue ocurriendo en las diversas redes sociales se pone de manifiesto algo que ha sido relevante, y es que cada día el intercambio de opiniones e ideas, inclusive información para el debate se haya debilitado más y más con el pasar del tiempo, en palabras más simples, este tipo de acciones está llevando actualmente a muchas personas e instituciones a un análisis mucho más profundo sobre las terribles consecuencias de que se considera bueno o malo, o medir el pasado con los parámetros actuales, o exigir perdón o condenar hechos que en su momento ocurrieron bajo distintas circunstancias y borrar o cancelar la historia porque no se está de acuerdo con lo ocurrido o expresado.
Para finalizar y bajo el mismo artículo mencionado de la BBC News Brasil dejo lo mencionado por el columnista del diario The New York Times Ross Douthat sobre el fenómeno de la cancelación: «Usted puede ser cancelado por algo que diga en medio de una multitud de completos extraños si alguno de ellos lo graba en video, o por un chiste que suene mal en las redes sociales, o por algo que usted dijera o hiciera hace mucho tiempo y de lo que quede algún registro en internet» … «Y no hace falta que sea prominente, famoso o político para ser públicamente avergonzado y permanentemente marcado: todo lo que usted necesita hacer es tener un día particularmente malo y las consecuencias pueden durar mientras Google exista».