Un pasaporte valioso

Daniela M. Oropeza Feo

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El valor de un pasaporte, va más allá de los materiales con los que fue hecho o el costo del trámite.

Un pasaporte es un documento oficial de identidad que emite un país a sus ciudadanos para que estos puedan desplazarse dentro y fuera de sus fronteras nacionales.

Más allá del costo de emisión del pasaporte, los materiales con los que ha sido hecho o si es biométrico o no, el valor de un pasaporte cuenta con diferentes indicadores, uno de ellos es el grado de movilidad que pueda ofrecer al portador. Analizado de esta manera, un pasaporte cobra mayor fuerza o valor mientras más países puedan visitarse sin la necesidad de un documento adicional o previo como es el caso de las visas. A mayor movilidad permita un pasaporte, mayor será su relevancia.

Basados en data de la IATA (International Air Transportation Association) Henley & Partners1 realiza un ranking anual de pasaportes que incluye 199 de estos documentos y 227 destinos. Para este 2018 la posición número uno fue ocupada por Japón con 189 destinos libres de visa, seguido por Alemania y Dinamarca. En el caso de Venezuela, ocupó el lugar número 32 de la lista con 138 destinos libres de visa.

Otros factores a considerar

Ahora bien, existen otros elementos que también podrían tomarse en cuenta al momento de valorar a un pasaporte, como los impuestos internacionales, la percepción global que se tiene del país, la permisibilidad de doble ciudadanía (muy importante en la era de globalización y mundo de los negocios) y libertad personal.

Estos son los aspectos considerados por Nomad Capitalist2 para su ranking anual de pasaportes. Para este año, Luxemburgo ostenta el primer lugar con 177 destinos libres de visa y el mantenimiento de 2 o más nacionalidades. Le siguen en segunda y tercera posición Irlanda y Suiza. Venezuela en este caso ocupa el lugar número 80 del ranking de 199 países.

En ambos rankings los pasaportes que ocupan los primeros lugares no solo ofrecen mayor capacidad de movilidad por el mundo, sino que además, gracias a las condiciones políticas y socioeconómicas del país emisor, son vistos como un reflejo del mismo, siendo apreciados como documentos que “ofrecen” mayores garantías para tener una mejor calidad de vida donde el respeto por los derechos legalmente establecidos junto con estabilidad económica y política y desarrollo humano son altamente apreciados y son considerados como objetivos dentro de los planes de Estado.

Por el contrario pasaportes de países como Afganistán, Libia y Siria que se encuentran al final de ambos rankings, ofrecen una movilidad extremadamente reducida (aproximadamente en promedio cada uno permite visitar una veintena de países sin necesidad de visa) y son provenientes de países con gran inestabilidad política a causa de conflictos constantes, una economía volátil y con bajos índices de desarrollo humano.

Más allá de un documento de identidad, en tiempos actuales, un pasaporte representa no solo a la persona que lo porta, sino que a su vez refleja las condiciones del país que lo emite, de cierta manera, forma parte de su carta de presentación ante otros, y resulta un indicador de su nivel económico, desarrollo humano y estabilidad política.

El valor de un pasaporte también refleja el progreso y desarrollo de un país.

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