Vanessa Franco
“En el pasado la gente le dejó a los políticos y trabajadores sociales el solucionar los problemas del mundo, y los negocios solamente creaban empleos y riqueza. Pienso que ahora muchos líderes de negocios se han dado cuenta de que todas las empresas deben volverse una fuerza para el bien”. Richard Branson – Fundador y CEO de Virgin
De la sostenibilidad hemos venido hablando desde hace mucho tiempo ya, sin embargo, la pobreza, el cambio climático, la salud, la inclusión, la educación y el bienestar ambiental, entre otros, no pueden seguir esperando más. Las formas tradicionales de hacer las cosas no están dando resultados y estos problemas mundiales avanzan a pasos agigantados, haciendo llamados de atención, nada agradables, tanto a gobiernos, como a empresas, organizaciones y por supuesto, a los ciudadanos.
Dejar a las empresas fuera de la discusión sostenible, es como dejar a una mesa con solo 3 patas. La herencia muy bien enraizada de Milton Friedman sobre las organizaciones, las mantuvo siempre en el dilema de escoger entre el propósito social y ambiental y la generación de ingresos.
Afortunadamente Jaen Coy Gilbert, en el 2006, crea B Lab, una empresa estadounidense, que toma los postulados de la Teoría de los Grupos de Interés (Stakeholders), para impulsar la sostenibilidad como un modelo de reivindicación para la sociedad y el ambiente, siendo consecuente con los colaboradores internos, los proveedores y los clientes. A su vez, promueve la creación de un Movimiento B en el mundo, que agrupe, sistematice e impulse todas estas nuevas innovaciones.
A partir de allí, y en el año 2012, el movimiento se traslada a América Latina y se crea el Sistema B, una organización global que impulsa la creación de Empresas B en este lado del continente, bajo la certificación de B Lab.
Las B Corp
¿Pero qué es una Empresa B? Una Empresa B, (B Corp en inglés) o Empresa de Triple Impacto es aquella que apunta al reconocimiento de las potenciales sociales y ambientales para crear valor integral y medible.
Se caracteriza por su propósito económico, social y ambiental fuertemente unido, la responsabilidad con sus colaboradores, la comunidad y el ambiente, y su transparencia al publicar informes que lo certifiquen.
Históricamente, las empresas creaban fundaciones para atender sus asuntos sociales y uno que otro departamento, para sus asuntos ambientales y aunque existiera una genuina preocupación por estos temas, su desarrollo se daba aislado y sin aporte estratégico para ambas. Este modelo de empresas aún existe.
Al presentarse una redefinición del sentido del éxito en los negocios, la estructura, los procesos y el propósito de las empresas pasan a considerar los dividendos y las utilidades como un instrumento, y no como un fin, para impactar responsablemente sobre la sociedad y el ambiente, surgiendo así las Empresas B.
Proceso de Certificación
Una Empresa B es reconocida como tal, luego de una exhaustiva evaluación internacional que certifica su compromiso de mejora permanente y a largo plazo, sus objetivos y su visión de futuro.
No existen restricciones de tamaño, de rubro, ni de monto de facturación anual para certificarse. Lo más importante antes de iniciar el proceso de certificación es tener la firme convicción de que este nuevo modelo de negocios sí aportará soluciones sustentables al planeta.
A partir de allí, cumplir con estos 7 pasos es “pan comido”.
Tan sencillo es que ya hay más de 2.900 empresas en el mundo certificadas, de las cuales 540 están en América Latina, y todas a su vez afirman, que ser una Empresa B:
La Norma ISO 26000 define que la Responsabilidad Social (RS) es:
“La responsabilidad de una organización respecto de los impactos de sus decisiones y actividades en la sociedad y el medio ambiente, por medio de un comportamiento transparente y ético que: contribuya al desarrollo sostenible, la salud y el bienestar general de la Sociedad; tome en consideración las expectativas de sus partes interesadas, stakeholders; esté en cumplimiento con la legislación aplicable y sea consistente con normas internacionales de comportamiento; y esté integrada a través de toda la organización y practicada en sus relaciones” (Norma ISO 26000).
Al igual que esta y muchas otras definiciones, la Responsabilidad Social ha venido considerando el triple impacto de las empresas y las organizaciones, como una estrategia que contribuye al desarrollo y el bienestar.
Olvidar por completo este concepto, sería un absurdo, pues desde nuestra experiencia consideramos que, la RS viene a ser el inicio en la transición hacia las Empresa B.
La RS está aún muy presente en el lenguaje empresarial venezolano, ha tenido resultados históricos y se considera como una herramienta poderosísima de acercamiento a nuestras comunidades. Buscar los puntos en común con las Empresas B es ahora la nueva tarea, si se quiere trascender con esa nueva visión.
Sin embargo, pensar que, en la Venezuela actual, donde la economía es 50% más pequeña que comparada con la del año 20131 y donde el 95% de los emprendimientos empresariales emergentes mueren antes de los 3 años de vida2, pueda existir siquiera la idea de generar una empresa con estas nuevas características, parece insólito.
Afortunadamente, las noticias son más alentadoras que los números y sí, ya Venezuela (porque el orgullo debe ser de todos) tiene su primera Empresa B certificada en junio de este mismo año. Su nombre es Leather Heart, una innovadora iniciativa que apunta y fortalece a la niñez venezolana. Además de ello, es una de las pocas empresas en el país, lideradas por una mujer, que no solo rompe con el paradigma masculino de los negocios, sino también con el paradigma de la “pérdida de dinero” si se persiguen objetivos sociales y ambientales.
Aunque el camino sea largo, la consigna debe ser SÍ, si se quiere se puede y por ello, estamos para servirle.
Referencias:
1 Ponencia de Leonardo Soto en el taller de Capacitación Gerencial Sambil, septiembre 2019
2 Ídem